La
fiebre amarilla es una enfermedad febril aguda, causada por un arbovirus, o sea
que se trasmite a las personas a través de la picadura de mosquitos. El virus
pertenece a la familia Flaviviridae y se multiplica principalmente en el hígado
produciendo cambios variables en su estructura y función que pueden llevar a la
muerte hasta en el 80% de las personas infectadas durante epidemias.
La
fiebre amarilla puede producir epidemias de grandes proporciones en poblaciones
susceptibles no inmunizadas. Se reconocen dos ciclos epidemiológicos, uno
urbano que es epidémico y frecuente en África pero ausente en Colombia desde
1923 y otro selvático o enzoótico que es el único existente en el Nuevo Mundo.
En este último, el virus se mantiene en reservorios animales, principalmente
monos, y es transmitido de los monos al hombre cuando éste coloniza la selva o
visita las zonas enzoóticas. Con mayor frecuencia resultan más afectados los
hombres entre 15 y 40 años.
El
ciclo urbano se establece cuando el vector es el mosquito Aedes aegypti y la
transmisión ocurre entre hombre – mosquito - hombre; el ciclo selvático se
establece por mosquitos del genero Haemagogus aunque se han incriminado
experimentalmente Aedes leucocaelenus y Sabethes. La transmisión enzoótica es
Mico – mosquito - Mico y cuando interviene el hombre, Mico – mosquito - hombre.
De
manera que en la fiebre amarilla epidémica los reservorios son el hombre y el
Aedes aegypti tanto en las Américas como en África.
El
ciclo de fiebre amarilla urbana comienza cuando un hombre infectado con el
virus selvático viaja a un ambiente urbano donde el A. aegypti está presente.
En Colombia, la infestación se ha extendido al 70% del territorio nacional,
detectándose en ciudades, caseríos, veredas y viviendas aisladas en áreas
rurales. Los huevos pueden resistir períodos de sequía por más de un año. Las
larvas se desarrollan en depósitos de agua limpia quieta formados por
recipientes abandonados, albercas y recipientes de agua para consumo humano.
Este ciclo es el mismo del dengue.
El
ciclo enzoótico de la selva ocurre porque los mosquitos Haemagogus adultos, que
nacen en los huecos de los arboles llenos de agua situados en la zona baja y
sombría de la selva- donde las hembras depositan sus huevos, son luminotróficos
y buscan las soleadas copas de los árboles.
Allí
encuentran manadas de micos comiendo hojas o pepas silvestres. Cuando pican y
chupan la sangre de un animal con viremia, los mosquitos se infectan e inician
el ciclo enzoótico cuando, una vez digerida esa sangre, pican por segunda vez y
transmiten el virus que se ha multiplicado en ellos.
La
enfermedad confiere inmunidad de por vida, no se conocen segundos ataques. La
inmunidad pasiva transitoria conferida por la madre inmune al recién nacido se
prolonga por seis meses. La inmunidad después de la vacunación contra la fiebre
amarilla es probablemente de por vida, pero oficialmente se recomienda
revacunación después de 10 años.
Factores
de riesgo de la fiebre amarilla:
• Ingresar a cualquier región
enzoótica sin haber sido inmunizado previamente. Quienes trabajan en labores de
tala de bosques tienen mayor riesgo, debido a que el corte de los árboles hace
que los mosquitos bajen al nivel del suelo.
• La enfermedad suele ocurrir con
mayor frecuencia al final de la época de lluvias cuando la densidad de los
vectores es alta y la gente está cortando los bosques para preparar las tierras
para la siembra o la ganadería. Esto explica por qué la mayoría de los casos
son adultos jóvenes con edad comprendida entre 15 y 40 años y por qué los
hombres son afectados cuatro veces más que las mujeres,
• Los factores que actualmente
condicionan la urbanización de la fiebre amarilla, se relacionan con la
expansión geográfica y el alto grado de infestación de las zonas urbanas por
Aedes aegypti. Un individuo que sale de la selva con viremia puede ser picado
por el vector urbano e iniciar la cadena de transmisión al hombre aegypti - hombre.
• Las migraciones de la población
inducidas por los conflictos socio - políticos y económicos que afectan al
país, determinan la aparición de asentamientos transitorios de poblaciones no
vacunadas en áreas selváticas.
• Encuestas de cobertura vacunal en
diferentes ciudades de alto riesgo han encontrado niveles bajos de
inmunización.
Las
siguientes se constituyen en contraindicaciones para la aplicación de la vacuna
contra la fiebre amarilla:
• Ser menor de 9 meses, debido a
inmadurez del sistema nervioso y al teórico potencial neurotrópico del virus vacunal
17D.
• Exóticas reacciones alérgicas a
proteínas del huevo
• Condiciones severas de
inmunosupresión.
• Aplicación simultánea con otras
vacunas con virus vivos como la de sarampión.
Si
existe alguna de las condiciones anteriores, el médico deberá ponderar en cada
caso individual el riesgo de exposición contra el riesgo de inmunización y
considerar otros medios alternativos de protección.
Es
importante tener en cuenta que menos del 5% de los vacunados desarrollan
cefalea moderada y/o dolor muscular entre los 5-10 días posteriores a la
vacunación.
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